EL TESORO DEL PIRATA CALABERÍN

Un día, el pirata Calaberín leyó el periódico y decía que había un tesoro escondido en la isla Arcoislandia del sur, pero nadie lo había descubierto.

Calaberín se emocionó mucho y reunió a sus antiguos amigos. Hizo un plan y fue al mar.

En unos 12 días las olas del mar empezaron a jugar con ellos porque estaban aburridas, pero lo único que lograron fue un viento muy fuerte que las asustó tanto que las hizo huir y nunca regresar.

Calaberín empezó a contar a los pasajeros del barco y eran 34 piratas, contando a él.

En unos 2 días más solo le quedaban 24 contando a él. Hasta que un pirata gordo y comelón, llamado Juan, anunció “tierra a la mmmm mostaza” entonces otro llamado Luis le dijo “no tonto, es a la vista”. “Ah” contestó Juan.

Total, que llegaron a tierra firme y Calaberín lo primero que hizo fue regañar a los piratas. Entonces, en ese momento, que se va acercando una muchacha joven y guapa y le dijo que nadie había encontrado el tesoro. Entonces el pirata enamorado le dijo “no te preocupes, yo lo encontraré, nada más dime dónde está”. Todos se rieron y la muchacha, llamada Jasmín los llevó al castillo de su abuelo y les dieron de comer puré de cerdo con leche y salsa de corazón de jabalí ahumado y era la cosa que Calaberín odiaba en el mundo así que se paró enojadísimo de la mesa y le dijo a Jasmín que “como era posible que un cas ¿cómo se llamaba por cierto?” “castillo” dijo Jasmín. “Ah, sí es cierto” dijo Calaberín, “cómo es posible que en un casillón tan bonito esté lleno de puré de cerdo con leche y salsa de corazón de jabalí ahumado”. “Así son las reglas en Arcoislandia y no se dice casillón, es castillo”. “No es hora de corregir errores de pronunciación Jasmín así es que déjame pronunciar como yo quiero las palabras” “Bueno” contestó enojadísima Jasmín, “si quieres está la puerta abierta”. “Pues yo me voy de aquí”. “Buenos como tú quieras Calaberín”.

Entonces el más tonto de la tripulación llamado Ton Ton salió disparado de su silla y le dijo a Jasmín “ya que no está Calaberín el pirata, ¿te quieres casar conmigo?” “Ay, no lo sé, eres tan tonto que no sé”. “¿Te gustaría?” “De gustarme sí, pero de poder no creo”. “¿Convenzo a tu abuelo?” “Bueno inténtalo, no pierdes nada”, “Sí”.

“¿A ver, qué?” “Tiempo”. “Ash, ve habla”. “Señor… abuelo…de…Jasmín… quiero… pedirle…  permiso… si… puedo… quedarme… con… Jasmín… su… nieta… porque… es… muy… bonita”. “Mmmm, no lo sé, bueno sólo por 5 días”. “Gracias”.

“Me dijo que sí”. “A la de tres gritamos vivan los futuros novios. Una dos tres, futuros novios siii”

“Me encantas” “A mí también” “Oye, ¿qué traes ahí en tu maquillaje secreto de princesa, eh?” “A, un tesoro” “¿A verlo? Uuuuuuuu. Espérame nena”.

“Calaberín, tengo el tesoro” “Ay qué bueno, pero lávalo, no me quiero contaminar de las bacterias de la tonta de Jasmín” “Como quieras. Ten” “Está mojado y sécalo” “¿Así?” “Ay, está muy caliente” “¿Así?” “Está muy frío” ch ch ch ch ch “¿Así?” “Sí, está brillante y de buena temperatura Ton tonsito. Oh espérame, tengo una promesa que cumplir” “¿Vas a regresar?” “No” “Bueno” “Adiós” “Adiós”

 “Este tesoro está bueno” y se cuenta que el pirata Calaberín regresó solo a su casa y al abrir el tesoro encontró el lápiz labial.

Fin

Y vivieron todos felices para siempre, menos Calaberín el pirata.

Fin.

Escrito a mano en un cuaderno. Debía tener menos de 10 años de edad.

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