EL JUICIO
- Yo vi que el semáforo marcaba alto y el señor se lo pasó, y se estampó con el camión de juguetes – dijo el agente de tránsito acercándose a ver el accidente.
- Por favor, yo lo vi con mis propios ojos. La culpa la tuvo el conductor, pues el camión estaba haciendo su entrega como todos los martes – discutió el agente de tránsito.
- Oiga, el señor atropelló mis manzanas – dijo una viejita que estaba muy enojada.
- Si, y además también se estampó con mi tienda – dijo un señor.
- Bueno, yo creo que debemos llamar al seguro – dijo el agente de tránsito.
- O vamos con un juez – dijo el señor – conozco a uno que vive a 3 cuadras – continuó.
- Muy bien vamos.
- Me dicen que este hombre se pasó el alto, se estampó con un camión y con una tienda – dijo el juez.
- ¡Ah no!, y también atropelló mis manzanas – agregó la viejita.
- Bueno, y usted señor, ¿me podría narrar qué pasó, según usted? – dijo el juez.
- Pues verá, señor juez, yo venía muy contento oyendo música, vi el semáforo en verde, pero vi que todos paraban así que supuse que estaban descompuestos. El camión se hizo para atrás y me chocó, me arrastró hacia una tienda y además esta viejita me lanzó unas manzanas a las ruedas de mi camioneta nueva y, además, no la alcancé a oír, pero yo creo que me dijo hasta de groserías – dijo el señor conductor.
- Ésta es una situación difícil – agregó el señor juez -, pero veamos; usted señor, ¿cómo se llama? – preguntó el juez.
- Yo me llamo Pedro – dijo el señor conductor.
- Veamos, el señor Pedro venía en su camioneta nueva y venía oyendo música – dijo el juez.
- Pero me destrozó mi camión – dijo el dueño de éste.
- Silencio – dijo el juez – por favor, el señor Pedro venía escuchando música, ¿cuánto volumen le puso?
- Oh pues verá unos 80 para disfrutarlo – dijo Pedro.
- ¿Conque 80 eh?, bien supongo que no oyó el silbato del agente de tránsito – dijo el juez.
- No, pues no tocó ningún silbato – dijo Pedro.
- Muy bien, ¿y ha ido al oculista últimamente? – preguntó el juez.
- Pues claro que no, quién querría ir con el oculista si veo muy bien – dijo despreocupado Pedro.
- Eureka, todo encaja, lo que pasó es que…
- No señor juez, el señor Pedro dice mentiras. Él me chocó a mí y él solito se estampó con la tienda – dijo el dueño del camión.
- Silencio – dijo el juez – ¿me permiten hablar?
- Pero lo que pasó es que mis manzanas se me cayeron y el señor Pedro las aplastó y le grité que había atropellado mis manzanas – interrumpió la viejita.
- Si señora, pero yo soy el juez y ya sé lo que pasó – dijo el juez.
- Ah bueno, prosiga – dijo el agente de tránsito.
- Gracias – dijo el juez – lo que pasó fue que el señor Pedro venía en su camioneta con la música a todo volumen, eso impidió que oyera el silbato. Como no ve bien, vio el semáforo en verde y siguió, chocó con el camión y azotó con una tienda, mientras eso atropelló unas manzanas de una viejita y con el volumen de la música el señor Pedro no pudo oír la queja de la señora, y supuso que le decía groserías, así que señor Pedro vaya al oculista, y fíjese bien, y señora disculpe lo de las manzanas, la invito a cenar a mi casa y tenga más precaución.
Moraleja: cuando manejes pon atención, y por precaución lleva tu cinturón de seguridad, tu seguro y, si necesitas, tus lentes.
Una tarea de la primaria escrita a mano. La consigna era escribir un cuento de tema libre. Me llama la atención que escribiera sobre temas jurídicos. Seguramente me vi influenciada por el programa de radio “la tremenda corte” que oía mi padre.