CASCADA
Cascada de granizo cerezo, de belleza extraña, nebulosa y masoquista. Los títeres pintados de payasos se levantan y realizan conjuros de la blanca y negra magia. Poder de controlar a los humanos; atan las manzanas que hierven en su néctar y cortan los cordones umbilicales que ligan con el bosque de silencios. Árboles, fuertes cimientos. Cánticos de jilguerillos. Calma que logra domar caballos silvestres y la perversidad astuta del zorro. Llegan las hienas que no ven más allá de dos hectáreas; cavando agujeros que atrapen el caminar de las águilas y van y beben del agua de la cascada llenándose de energía y virilidad que no es falsa alegría.
Radiación solar que se ve detrás de la cortina de agua; luz que, aunque detrás de la cascada, por ésta, no produce un arco iris. Cristales líquidos que, por fortuna, se desintegran al tiempo pues puntas finas y filosas han desarrollado en el proceso. Tres prados que parecen tres mundos enteros, que comenzaron como frondosos vegetales y ahora son paja quemada. Arden y arden cual infierno sólo equiparable a la cortina de hielo.
La preparatoria fue una época complicada en mi vida. Durante el último año incluso contaba los días para que terminara. Este escrito lo escribí a mano durante los últimos días como manera de hacer catarsis.