GANAR NO LO ES TODO

Esta es la historia que me sucedió hace ya varios años, cuando estudiaba la secundaria, pero lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Yo era un chico normal, los maestros dirían que un caos, pero era popular y tenía muchos amigos, contaba con 13 años, y en ese entonces, resulta que a la Secretaría Nacional de Educación, se le ocurrió organizar un concurso, era el más importante del año, las escuelas competirían por un pago de $ 2 345 870 en efectivo, y el alumno ganador del proyecto de la feria nacional de técnicas y teorías científicas, ganaría un viaje a las islas del Caribe, una cena con el Presidente y una beca para estudiar la preparatoria en la mejor escuela del estado, y tal vez del país.

El proyecto era el tema de conversación de todos los días. Todos ya tenían pensado lo que iban a hacer, hasta mi mejor amigo Fred ya tenía listo su tema. Todos excepto yo, claro. No me preocupaba mucho hasta que me enteré que el que reprobara el proyecto reprobaría el mes, pero si yo reprobaba este mes, que era el más importante, con mis maravillosas calificaciones iría directo a extraordinario, y si no pasaba, que era lo más seguro, reprobaría el año, mis papás se pondrían furiosos y me dejarían sin vacaciones.

Estaba seguro de que tenía que hacer algo increíble, por lo menos para pasar, y aparte para impresionar a la chica de mis sueños, era Jennifer, la mejor chica existente. Tenía el cabello castaño y largo y ojos color miel, y estaba en mi salón, así que tenía buenas razones para ponerme a trabajar.

Lo primero que hice fue consultar la enciclopedia, y el internet, pero no encontré gran cosa hasta que vi algo sorprendente, fácil, rápido y barato, bacterias submarinas, me llamó mucho la atención y sólo quedaba una semana, así que llamé por teléfono y encargué un paquete de esas cosas, me entregarían mi fabuloso proyecto el miércoles, y el viernes podría improvisar. Ya tenía resuelta mi vida, ya no tenía de qué preocuparme.

  • Oye Zack ¿y tú qué vas a hacer de proyecto? – me preguntó Fred el martes.
  • Unas bacterias submarinas, y te aseguro que va a ser el mejor de todos.
  • No estés tan seguro, Christopher hizo la ley de la gravedad.
  • Odio a Christopher, pero no me va a ganar la victoria.

Llegó el miércoles y nos reunieron a todos en el laboratorio escolar. Cuando llegó mi turno, enseñé la pecera con las bacterias submarinas y me eché un rollo que hasta me sorprendí de mí mismo; después pasó Christopher y presumió su proyecto, y para colmo  ¡quedamos empatados!

Después de muchas felicitaciones, tuvimos que ir con el director y el profesor de matemáticas a la Secretaría Nacional de Educación, para que se decidiera quién era el ganador. Estuvo muy dura la competencia.

  • Explíquenos su proyecto señor Christopher.
  • Es la ley de la gravedad, este aparato va en contra de la gravedad y al conectarse a cualquier cuerpo, éste flota.
  • ¿Qué científico probó las leyes de la gravedad?
  • Isaac Newton.
  • Tal vez nos pueda contestar, ¿qué es la gravedad?
  • Es la fuerza que atrae los cuerpos hacia el interior de la tierra.
  • ¿Y usted señor Zacari?, explique su proyecto.
  • Estoy demostrando las condiciones en las cuales sobreviven las bacterias submarinas.
  • ¿Qué científico probó lo que usted está diciendo sobre las bacterias?
  • Ninguno señor, es una teoría nueva pero George Westorn está por probarlo.
  • ¿Qué son las bacterias?
  • Microorganismos microscópicos que perjudican la salud.
  • Bien, les daremos los resultados la semana que entra.

Esa semana nos tuvieron en suspenso, hasta que llamaron por teléfono. El Presidente iba a pasar personalmente a la escuela para premiar al alumno.

Cuando llegó, comenzaron la ceremonia y después dijo:

  • El ganador del proyecto de la feria de técnicas y teorías científicas es Zacari Blosoom.

Al escuchar mi nombre, ni siquiera yo mismo lo pude creer, y pasé al frente para recibir los papeles y saludar al Presidente. En ese momento cada paso que daba me parecía una eternidad, vi como Christopher lloraba amargamente y cómo todos me miraban caminando por el pasillo, y cuando al fin llegué y el Presidente me entregó un trofeo y todos me aplaudieron, pasé al micrófono, me llené de valor y dije:

  • No puedo aceptarlo.
  • ¡Claro que sí, te lo has ganado!
  • No, no merezco este trofeo y todo este homenaje, ni siquiera que me recuerden porque he ganado, pero no sinceramente, debo confesarlo: hice trampa.
  • Uuuuuuuuuuuuuu – decía toda la multitud que me escuchaba.
  • Sí, sé que hice mal, muy mal, y les aseguro que he aprendido la lección, nunca más volveré a cometer el mismo error, y ahora nada de esto me pertenece, y el verdadero ganador indiscutiblemente es Christopher.

Después de decir eso, sí me expulsaron de la escuela y todo, pero me sentí muy bien de haber hecho lo correcto. Se preguntarán qué hago ahora.

Ahora, después de 10 años, soy un feliz y honesto abogado, con una hermosa familia y muchos valores. Claro, Christopher es el dueño de un banco y el más rico de toda la ciudad, tiene todas las recompensas del mundo por todos los trabajos que hace, y es un buen empresario que ha ganado el respeto de todos y la primera plana del periódico, pero yo aprendí la lección más importante de todas…

La honestidad vale más que todas las recompensas

Presentado como tarea en la clase de literatura de primero de secundaria. Poco más de dos años después, también nos dejarían de tarea escribir un cuento de tema libre y presenté “El último Almenti” y “Volcanus

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